El año de 1881 tiene un significado especial por la publicación de la más notable edición crítica del Testamento Griego jamás producida. Después de 28 años de trabajo, Westcott y Hort, ambos profesores de Divinidad en Cambridge, produjeron dos volúmenes titulados El Nuevo Testamento en Griego Original. A diferencia de editores anteriores, ni Westcott ni Hort se abocaron a la comparación de manuscritos ni tampoco proveyeron un aparato crítico. Más bien, utilizando colecciones de variantes textuales previas, perfeccionaron la metodología crítica desarrollada por Griesbach, Lachmann y otros, y la aplicaron rigurosamente pero con discriminación, a los testigos del Nuevo Testamento.
Los principios y procedimientos de la crítica textual elaborada por ellos son demasiado extensos para explicarlos en detalle, pero pueden resumirse sumariamente como lo determinaron en su introducción, a saber: Las evidencias internas de la lectura; las probabilidades intrínsecas y de transcripción; los grupos de evidencias internas y las evidencias genealógicas.
Al mirar en retrospectiva y evaluar la obra de Westcott y Hort, puede decirse que los eruditos de hoy día están de acuerdo en que la principal contribución hecha por ellos fue la clara demostración de que el texto Bizantino, es posterior a otros textos. Tres formas principales de evidencias respaldan este juicio: primero, el texto Bizantino contiene lecturas combinadas o fusionadas que son claras composiciones de elementos de otros textos más antiguos; segundo, ninguno de los padres ante-niceno cita lectura alguna del texto Bizantino; y tercero, en la comparación entre las lecturas sirias con otras rivales, su aspiración de ser aceptada como original se encuentra gradualmente disminuida y finalmente desaparece. No puede ser sorpresa que el total rechazo que Westcott y Hort mostraron hacia las aspiraciones del Textus Receptus de ser el original del Nuevo Testamento, fuera visto con alarma por muchos hombres de la iglesia, y encontrara serias oposiciones. Baste decir que todos aquellos que se opusieron a la obra de Westcott y Hort no alcanzaron a comprender la fuerza del método genealógico, según el cual el texto más tardío y combinado se evidencia como secundario y corrupto.
El breve recuento de la obra de Westcott y Hort puede concluir con la observación de que el consenso mayoritario de opiniones eruditas reconoce que sus ediciones críticas fueron verdaderamente extraordinarias. Ellos presentaron lo que sin duda es el más puro y antiguo texto que podía ser obtenido con los medios de información de la época. A pesar de que el descubrimiento de nuevos manuscritos ha requerido la nueva alineación de ciertos grupos de testigos, la validez general de sus principios y procedimientos críticos son ampliamente reconocidos por los eruditos textuales contemporáneos.
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