miércoles, 2 de diciembre de 2015

Cerutti Guldberg, H. - Diccionario de Filosofía Latinoamericana


Finalmente, después de más de quince años de acariciar la idea e intentar concretarla, se puede llevar ahora a feliz término esta primera etapa del presente proyecto. Consiste en un volumen que recoge términos, los delimita, los examina en su génesis y sugiere una bibliografía para acceder a las fuentes y a algunos de los estudios más recientes sobre el tema. En etapas ulteriores se espera ampliar el número de los términos y además preparar volúmenes dedicados a autores y libros.

¿Por qué un diccionario de Filosofía latinoamericana? Porque pareciera indispensable un instrumento auxiliar al cual acudir para poder internarse con fecundidad teórica en un campo tan complejo y repleto de confusiones.

El modo como hemos procedido para organizarlo podría describirse como sigue: enlistamos términos que la propia experiencia de investigación dentro de nuestras tradiciones intelectuales nos han señalado como relevantes y reiterados, solicitamos a aquellos/as colegas que trabajan en esas áreas que los delimitaran, definieran y caracterizaran en un primer momento para examinar luego con algo más de detalle la peripecia del término, su génesis, cómo fue inventado, adoptado-adaptado o reconceptualizado y hasta deformado. Finalmente, solicitamos una sugerencia bibliográfica que pudiera servir para acceder a las principales fuentes y para actualizar la discusión. En principio, no quisimos que nadie se pusiera a investigar para redactar el término a su cargo, sino que apelamos al conocimiento ya adquirido sobre el tema. En otras palabras, se ha tratado de compartir el resultado de investigaciones largamente elaboradas por los/as autores/as.

Los/as colaboradores/as han aceptado, con loable actitud, cooperar para una labor común efectuada en equipo y con mística de equipo a partir de la convicción de que el trabajo excede a cualquier investigador/a individual, por capaz que sea, y que compartir o socializar lo investigado no sólo beneficia a los/as demás, sino al/la mismo/a investigador/a y enriquece la tarea común. Integran este equipo investigadores/as provenientes de diversas generaciones y también con muy distinto grado de experiencia y entrenamiento intelectual. Aquéllos/as que tienen una larga y prolífica carrera académica han accedido a colaborar con jóvenes que cuentan con todo el ímpetu de la edad y el deseo de aprehender. El conjunto muestra, me parece, un robusto entramado generacional con fortaleza intelectual y con alto rigor. Quizá no sea exagerado advertir que estamos en presencia de una muestra del vigor del esfuerzo de reflexión filosófica que se desarrolla en nuestro medio en este momento. Está demás señalar que cada autor/a se hace responsable de su texto y que sus opiniones no se asumen como del conjunto de la obra.

Por otra parte, la crítica y la autocrítica se han ejercido implacablemente durante las interminables y luminosas sesiones de nuestro seminario de los lunes, durante el segundo semestre de 1996, en cuyo seno se han discutido las veces que fueron necesarias distintas versiones de cada una de las entradas que integran este texto, en diálogos y debates de rigor e intensidad no despreciables y —para quienes han podido juzgarlos comparándolos con otras regiones del mundo— seguramente de excelencia. Además de las discusiones sobre los términos, en este seminario se presentan y sustentan avances de investigación con destino a tesis de licenciatura, maestría y doctorado, textos en grado diverso de realización, se discuten lecturas previamente seleccionadas, todo con el fin de ir formando y profesionalizando más y mejores investigadores/as de la historia de las ideas filosóficas en Nuestra América.

Por supuesto, aquí topamos con una primera dificultad que exige atención de inicio. Diccionario de Filosofía Latinoamericana... ¿qué podría entenderse por tal? No es el lugar de hacer una discusión completa de todos los meandros que presenta esta cuestión tan peliaguda. Para los fines presentes, apelo a la bonhomía del/la lector/a para señalar con alto grado de provisoriedad (tanta como el texto deje en suspenso) que por tal hemos entendido la reflexión filosófica elaborada con una perspectiva latinoamericanista explícita. Vale decir —para no trasladar sentidos no aclarados de una palabra a otra— la de aquel filosofar ocupado y preocupado por dar cuenta de la propia experiencia histórica y cultural situada en la realidad latinoamericana. Si se vale apelar a lo que me dicta mi propia aproximación: al esfuerzo de pensar la realidad a partir de la propia historia crítica y creativamente. Es esta tradición la que hemos querido relevar aquí. Lo cual no implica, por el momento, abrir o reabrir ningún juicio de valor sobre toda otra forma de practicar la filosofía en Nuestra América.

La misma naturaleza de esta filosofía, de este estilo, modo y tradición de filosofar ha exigido un abordaje interdisciplinario. Entre nuestros/as colaboradores/as se encuentran, por supuesto, filósofos/as. Pero, además, historiadores/as, sociólogos/as, teólogos/as, poetas, literatos/as, antropólogos/as, juristas, psicólogos/as, pedagogos/as, etc., todos/as con inquietudes y entrenamiento filosófico profesional.

Hay una impronta mexicanista ineludible en este texto. No ha sido buscada. Se ha dado en esta primera etapa como fruto de las exigencias y urgencias editoriales. Aspiramos a que en etapas ulteriores la red de colaboradores/as se amplíe hasta abarcar con más justicia a un conjunto de autores/as en plena producción en toda la extensión de Nuestra América.

Este esfuerzo ha servido para entrenar también a un eficiente equipo de trabajo. Para trabajar en equipo, para concebir, diseñar y ejecutar esta obra colectiva y para apreciar en todo lo que vale el diálogo, el intercambio y la crítica. Hay autores a los que hemos debido convencer de la necesidad de dejar de lado falsos pudores y, aún en contra de su natural modestia, los hemos casi forzado a escribir sobre su propia obra. Esto por la relevancia de sus aportes y porque a veces los mismos no han logrado la difusión que merecen como para que otros especialistas hayan elaborado estas pertinentes entradas.

Entre los resultados no buscados pero sumamente apreciables se podrá advertir sobre grupos terminológicos obsoletos y que deberían ser abandonados. Porque han dado ya de sí lo que podrían dar, porque se han sobrecargado con sentidos y matices distorsionantes, porque quizá nunca tuvieron la pertinencia que se les atribuyó. Hemos buscado afanosamente la crítica, pero no ha sido posible expresaría adecuadamente en todos los casos.

¿Es menester subrayar que no se ha pretendido organizar ningún canon? No sólo no se trata de canonizar terminologías, sino que la intención ha sido claramente abrir avenidas al debate. La extensión de las entradas ha procurado ser semejante, aunque lo hemos hecho con flexibilidad. Con ciertos términos ha sido suficiente un espacio menor para cumplir los objetivos propuestos. En otros casos, ha convenido ampliar un tanto el espacio disponible, sin afectar por ello el diseño editorial. No solamente se encontrarán aquí palabras, sino expresiones acuñadas y con valor adquirido. Por supuesto, ésta es una primera aproximación. Este primer agrupamiento de términos no agota, ni mucho menos los que deberán quedar incluidos en etapas ulteriores. Hay muchos términos que faltan y que esperan una segunda edición o una etapa ulterior de este proyecto. Entre otros cabe mencionar los siguientes: criminología crítica, descolonización, democracia radical, derecho alternativo, dialéctica interrupta, espiritualismo, facticidad, filosofía primera, hermenéutica de la cultura latinoamericana, hispanismo, historia de las ciencias, idea, idola, ilusión de la transparencia, ilustración, imperialismo cultural, independencia, invención, Manifiesto Salteño, mismo, ontologicismo, opción, oprimido, otro, pedagogía del oprimido, prejuicios, presencia, rechazo, ruptura, sujeto, tecnología, tradición, transculturación, unidad, vitalismo, etcétera.

El objetivo estará cumplido si somos capaces de impulsar esas etapas faltantes, si suscitamos otros trabajos, si estimulamos más y mejores investigaciones en este campo, si este Diccionario se constituye en un instrumento útil como base o punto de partida de futuras investigaciones a modo de propedéutica o introducción. La intención implícita busca reconstruir una tradición para quedar en mejores condiciones de prolongarla, cuestionarla o romper con ella con conocimiento de causa.

Es propio de la filosofía no conformarse ni siquiera con la propia tradición. Pero, esto no autoriza a ignorarla. Sobre todo, porque esa ignorancia le quitaría al esfuerzo iconoclásico fuerza epistémica y al pensar autonomía. Incluir términos del pensamiento precolombino no supone afirmar ninguna continuidad en la historia de la filosofía en la región o abrir juicio en cuanto a las características de esa producción intelectual. Se le reconoce, como mínimo y dejando abierta toda la discusión teórica que comporta, como un antecedente valioso que merece ser reivindicado como tal y, cuando menos, conocido. Es de desear que en futuras etapas de este proyecto se puedan incorporar elementos de otras áreas culturales: guaraní, maya, inca, mapuche, etc., además de expresiones del pensamiento indígena y afro vigente.

En general, se ha tratado de remitir los términos a los/as autores/as que los han propuesto o utilizado más frecuentemente. Esto no quiere decir que sean los/as únicos/as en ponerlos en circulación, pero sí los/as autores/as más relevantes en cuanto a los usos estudiados.

Esperamos que así este primer resultado colectivo permita apreciar a la filosofía en su esfuerzo por recoger la experiencia cultural específicamente latinoamericana en la teoría. Estamos seguros de que una difusión amplia de esta obra permitirá su enriquecimiento y su corrección progresivos. Por ello, gestionaremos también ediciones en otros idiomas: portugués, inglés, francés y alemán, además de una versión en CD Room.

Es el momento de agradecer. Primero, a todos los que han participado haciendo posible este Diccionario. A Mónica Lobatón, quien nos dio la confianza necesaria para echarlo a andar. Al apoyo mecanográfico de Elvia Muñiz Fortuna, que permitió reunir en computadora las diversas versiones y sus modificaciones. A los/as colegas que hicieron la corrección de estilo para unificar, en lo posible, el texto general: Guadalupe Elizalde, Dení Ramírez Losada y Carlos de la Sierra de la Vega. A quienes me ayudaron en la coordinación de este proyecto: Mario Magallón Anaya, Isaías Palacios Contreras y María del Rayo Ramírez Fierro, con la invalorable asistencia de Sandra Escutia Díaz. A Cecilia Pérez Medina (Cecy), quien con su constancia, iniciativa y capacidad de administración nos ha permitido en éste, como en tantos otros proyectos, que nos organizáramos eficientemente y aprovecháramos mejor nuestras fuerzas. En fin, a Miguel Ángel Sobrino, quien —además de entusiasta colaborador— supo interesar a la Coordinación General de Investigación y Estudios Avanzados de la Universidad Autónoma del Estado de México para que apreciara en su momento lo que sólo era un sueño, un viejo sueño acariciado durante varios años por algunos de nosotros y que nos brinda la oportunidad de verlo editado. A los/as lectores/as, por anticipado, porque serán ellos/as —a quienes les va dirigido (particularmente estudiantes y estudiosos/as del campo)— los/as más confiables e inapelables evaluadores/as y críticos/as del esfuerzo realizado.

 Horacio Cerutti Guldberg



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